Mientras culminaba el proceso de mentoría para obtener la licencia permanente como consejera profesional en Puerto Rico, decidí participar en el “World Best 10K” (WB10K) del Puente Teodoro Moscoso. Esta experiencia me permitió comparar la vida con una carrera. Constantemente nos estamos moviendo en un recorrido que integra diferentes áreas de la vida donde se presentan retos que debemos enfrentar. Esas áreas bien podrían relacionarse con las diferentes tareas de vida que planteó Alfred Adler y sus seguidores. Pero para efecto de esta reflexión, les llamaré áreas. Por ejemplo, en ocasiones debemos recorrer el área de la Amistad. Ésta abarca las situaciones que enfrentamos para establecer relaciones interpersonales que nos permitan socializar. El área del Trabajo incluye las tareas que realizamos para contribuir al bienestar de otros. El área del Amor implica la relación de intimidad que establecemos con otra persona, mayormente una pareja, o con unos ideales o unas instituciones. El área de la Espiritualidad integra todo lo relacionado a cultivar nuestra fe. Por último, el área del Yo incluye todo lo que aprendemos de nosotros mismos.
Recorrer cada una de estas áreas en la carrera de la vida requiere entusiasmo, valentía y sobretodo aliento. Este aliento bien podría ser producido por nosotros mismos o por otros. El recorrido en el WB 10K el 26 de febrero de 2012, me ayudó a visualizar las diferentes opciones que tenemos para escoger y recorrer las áreas de la vida con aliento o desaliento. Estas opciones las presento a continuación, pues en el recorrido de la vida siempre tendremos la oportunidad de:
1. Disfrutar del recorrido o lamentarnos del mismo – Curiosamente antes de comenzar la carrera, algunos compañeros corredores decían que cuando uno se está preparando para comenzar la carrera todo se siente chévere, pero cuando empiezas el recorrido aparecen los lamentos de cuánto te falta por terminar, ¡haciendo alusión que fue un error participar de ese evento! Ante esto, pensaba cuántas veces nos lamentamos del recorrido en la vida y pasamos por alto disfrutar del proceso en que nos adentramos, porque aún no hemos llegado a la meta establecida.
2. Olvidar lo que quedó atrás o estar preocupado por eso – Una de las sugerencias que se le brindó a los corredores del maratón era que si se les caía algo, como por ejemplo, la gorra que algunos se pusieron, que no se detuvieran a recogerla y continuaran hacia adelante. De la misma manera, a veces en el recorrido de la vida estamos tan preocupados por lo que se quedó atrás que olvidamos enfocarnos en la carrera como tal. Esto nos limita en el avance continuo.
3. Tomar períodos para renovar las fuerzas en los llamados oasis o seguir el recorrido hasta que aparezca el desgaste físico, mental o espiritual – ¡Qué refrescante era encontrar en cada cierto tramo de la carrera los llamados “oasis” que refrescaban nuestro cuerpo para continuar corriendo! Siempre es necesario que en el recorrido de las diferentes áreas de la vida escojamos un “oasis” para renovar nuestras fuerzas. ¿De dónde proviene tu “oasis”?
4. Recorrer la ruta para superarnos a nosotros mismos o para superar a otros – En esta carrera muchos practicaron para obtener un buen premio económico, ¡pues nunca está demás tener esto como objetivo! No obstante, cuando uno realiza este tipo de carrera con el sólo hecho de disfrutar de la compañía de otros corredores y sobretodo del paisaje del recorrido, uno siente una satisfacción tremenda, pues no estás para competir con nadie, sino para pasarla bien y aprovechar lo mejor de la ocasión. En la carrera de la vida, cuando nos enfocamos por superar al que está al lado nuestro, usualmente nos olvidamos de trabajar con las áreas de nuestra vida que necesitan mejorar y descuidamos superarnos a nosotros mismos.
5. Reconocer y apreciar el aliento de otros o ignorarlo – Luego de llevar 45 minutos corriendo, disminuí la velocidad de mi “joguear”, pues estaba agotada. Un corredor se me acercó y me dijo: “No te quites. Ya nos falta poco”. Le agradecí por su aliento y renové las fuerzas para continuar. ¡Me sorprendí a mí misma del poder de las palabras de otros en nosotros! Las simples palabras de un hombre que ni conozco me estimularon a continuar disfrutando de la carrera y sobre todo a agilizar el paso.
6. Echar a un lado las desilusiones para continuar hacia adelante o mantenerlas como pensamientos rumiativos en nuestro ser al extremo de detener o disminuir nuestros pasos en el recorrido – Recuerdo que cuando nos faltaban como 3 kilómetros para terminar la carrera, había un grupo de personas con una mesa ubicadas a la orilla de la carretera con bebidas para atletas. Muchos corredores creyeron que esas personas representaban los “oasis” que refrescaban a los corredores. Sin embargo, cuando los corredores se iban acercando para tomar uno de los vasos y refrescarse, las personas de la mesa dijeron: “Esto es sólo para los _______” y mencionaron el nombre de un equipo de corredores que estaba participando en la carrera. Obviamente, muchos corredores se mostraron avergonzados por el comentario, dejaron el vaso en la mesa y continuaron la carrera. De igual manera, la vida nos presenta situaciones que nos desilusionan, pues no es lo que esperamos que sean. No obstante, lo importante es echar a un lado esa desilusión y continuar hacia adelante sin la necesidad de arraigar esa mala experiencia en nuestra vida, al punto que nos quite el enfoque de quienes somos y lo que hacemos.
7. Fijarte en lo que te falta por recorrer o alegrarte por el camino ya recorrido –Mientras corría, me preguntaba cuánto más me faltaba para completar la ruta. Pero esto lo que hacía era agotarme aún más mentalmente. Por eso, decidí alegrarme por la ruta recorrida y esto me brindaba más fuerza para continuar. En ocasiones, nosotros nos fijamos demasiado en nuestros errores y debilidades, que representan el camino por recorrer. No obstante, a pesar de que es importante conocer cuáles son nuestras debilidades, también es importante comprender, como bien dijo Rudolph Dreikurs, que sólo seremos capaces de construir y reconstruir nuestras vidas o las de otros si tomamos como base las fortalezas, que en este caso representan el camino ya recorrido.
8. Alentar a otros o desalentarlos – Recuerdo que casi finalizando el recorrido de la carrera, me encontré con varios niños y niñas que en la orilla de la carretera extendían sus manos a los corredores para que éstos se las chocaran. Muchos corredores pasaban y no les hacían caso, pero otros les chocaban las manos. Tan pronto un corredor le chocaba la mano a los menores, éstos se alegraban pues sintieron que habían sido notados por el corredor. De la misma manera, en la vida nos encontraremos tan enfocados en querer completar nuestros recorridos que ignoramos a las personas que están a nuestro lado y que simbólicamente estiran su mano para ser notados y alentados. De nosotros depende si les alentaremos o no.
9. Mantenerse fielmente en el recorrido o “cortar camino” – Era interesante ver cómo en esta carrera algunas personas no decidieron completarla fielmente, sino que “cortaron camino” para tratar de avanzar. En el recorrido de la vida también nos encontraremos la oportunidad de “cortar camino” para avanzar, pero hay que ponderar si realmente vale la pena hacerlo. En Puerto Rico, algunas personas conmemoraron la llamada Semana Santa desde el 2 al 6 de abril de 2012 y si algo me llamó la atención de la persona de Jesús durante esa semana fue que cuando un grupo de fariseos le dijeron que se fuera de Jerusalén porque Herodes lo quería matar, él indicó que “era necesario seguir su camino” y no huyó ante ese mensaje. En otras palabras, Jesucristo no tomó atajos para completar el recorrido de su vida, sino que fue valiente y asumió con responsabilidad el reto que tenía de frente. Esta misma valentía se espera de nosotros, según lo presentó Alfred Adler en su teoría.